Recibimos el whatsapp de Miguel:
¿vienes a comer a mi casa?
Vamos entrando en casa de la familia
anfitriona, nos recibe Tobías con pequeños ladridos dando saltos de
alegría hasta dar la orden: Tobías, sé que me quieres mucho, ¡para
ya! Entonces meneando la cola nos acompaña generalmente hasta la
cocina adonde nos dirigimos, el olor de las comiditas de Mamá Lu es
demasiado atrayente como para ir a otro lugar de la casa.